
Nuestra historia comienza como muchos viajes acaban–con un regreso a casa. Cuando
la Dra. Rana Dajani, fundadora de We Love Reading, regresó a Jordania después de
pasar cinco años en el extranjero, vio a su país con nuevos ojos. Durante su tiempo en el
extranjero, Rana trabajó extensamente con una biblioteca pública y se aficionó a leer con
sus hijos. Sin embargo, se dio cuenta de que habían pocas bibliotecas en Jordania y que
los niños jordanos no solían leer por placer. Leen con propósitos educativos y religiosos
más que por placer o entretenimiento. Esta falta de lectura se extiende a través del
mundo árabe y muchos países en desarrollo.
Rana aplicado sus competencias como científica para realizar investigaciones sobre la
razón por la falta de lectura por placer y cómo podía cambiar este aspecto de la
sociedad. Descubrió que los niños no leían por placer simplemente porque les faltaba
amor por la lectura. Los niños que leen por placer exhiben habilidades lingüísticas más
sólidas, mejor desempeño académico y mejor inteligencia emocional. Basándose en su
investigación y experiencia como madre, Rana descubrió que los padres pueden
fomentar el amor por la lectura leyendo regularmente en voz alta a sus hijos desde la
niñez.

Entrenar a una generación de padres a leer en voz alta es una tarea abrumadora,
pero Rana cree que tiene una responsabilidad de servir a su comunidad.
Motivada por la importancia de compartir su sabiduría, Rana se sintió llamada a
actuar. Se le ocurrió un objetivo: establecer una biblioteca en cada vecindario de
Jordania, comenzando con el suyo. Su familia le ayudó buscar un espacio donde
pudiera leer en voz alta a niños locales. Quería un lugar seguro y apropiado para
familias, y un espacio que se pudiera encontrar en todos los vecindarios.
Mientras miraba a su alrededor, se dio cuenta: ¿por qué no usar las mezquitas?
El esposo de Rana habló con el imán y le explicó que Rana quería leer en voz alta
para los niños del vecindario y que quería usar la mezquita como espacio de
reunión, dado a su punto focal en la comunidad. El imán aceptó y durante las
oración de viernes anunció que habrá una sesión de lectura en la mezquita la
mañana siguiente para niños de entre 4 y 10 años. Rana trajo una selección de
libros, varios disfraces y títeres. Al final de la sesión, distribuyó los libros entre
los niños y les indicó que leyeran o que les leyeran todas las noches hasta la
próxima sesión de narración.
Las sesiones de narración fueron un gran éxito. Al principio, los niños vinieron
porque sus padres los obligaron a hacerlo. Pero después de escuchar a Rana
leer las historias con tanta pasión y energía, rápidamente se enamoraron de la
lectura. Todos los sábados por la mañana, los niños insistían en ir a la mezquita
a leer y llevaban a sus padres con ellos.
A partir de estas sencillas reuniones, la idea de We Love Reading se transformó
en un movimiento de base.

Desde el 2006, We Love Reading se ha expandido a más de 55 países, fundando más de
4400 bibliotecas en una amplia gama de comunidades, tanto rurales como urbanas, así
como en campos de refugiados. Nuestro modelo sigue centrado en creando cambios a
nivel local y empoderando a las personas para que sean agentes de cambio en sus
propias comunidades.
WLR cree que las mejores soluciones se desarrollan dentro de su propio país y cultura.
Una solución dentro de una cultura no necesariamente tendrá éxito en otra. Más
importante aún, es esencial que las personas atendidas también desempeñen un papel
en la implementación de las soluciones, para amplificar sus voces y fortalecer su
capacidad de ser agentes de cambio. Tales actitudes y enfoques pueden construir una
comunidad próspera y una nación estable y más próspera.
We Love Reading tiene como objetivo catalizar el cambio cultural a largo plazo a través de la lectura y el desarrollo de habilidades. Nuestros programas ayudan a miles de mujeres locales a desarrollar nuevas capacidades y les permiten actuar de manera creativa para ellas mismas y sus comunidades. El método de lectura de WLR inspira a los niños a pensar de forma independiente. A través de este proceso, podemos descubrir nuestro potencial para hacer una contribución positiva, tan pequeña que sea. El poder de cambio es evidente en nuestro movimiento; su impacto se siente en el momento y durará generaciones.